Castillo de Buitrago de Lozoya - Madrid

© ChampollionPhoto 2014

Había visto tomas de Buitrago de Lozoya desde la orilla de enfrente y aquella mañana me propuse llegar hasta ese enclave, como el que planea un asalto a sus murallas. Desde la carretera que lleva al puerto de Somosierra, salté por el guardarrail para llegar a una pendiente que te baja hasta el arroyo. Después toca subir, una cuesta jadeante, con paradas para recuperar el aliento. Al coronarla el aire frío se convierte en un alivio. Sigo caminando manteniendo la vista en las murallas y el río embalsado. 

Ahora toca saltar un muro de piedras. Me siento furtivo, ¿y si me descubren?.

Camino entre encinas adivinando caminos que ahora creo que sólo están en mi mente. Apartando ramas y saltando rocas, pero creo que voy en el camino cierto.

Ahora sí he llegado. La muralla está ahí, segura de su protección por la barrera de agua que la separa. En silencio, casi aguantando la respiración enfoco y calculo la luz y la exposición. Ya está. Disparo y confío en que el asalto haya merecido la pena.