© ChampollionPhoto 2014
Los flamencos que ruidosamente han iniciado el vuelo, ya han encontrado otra cama para pasar la noche. Ahora me quedo solo, en silencio, esperando que el sol culmine su camino, hasta mañana.
La brisa y el tenue chapoteo de la pleamar que inunda la marisma son mis únicos compañeros.
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