CHECK POINT CHARLIE
Tras el reparto de Berlín por las Fuerzas Aliadas en la Segunda Guerra Mundial, al término de la misma, el espíritu de colaboración de los vencedores tuvo una vida muy corta. Pronto empezaron las diferencias, las suspicacias y la desconfianza entre todos. La capital de Alemania quedó dividida en cuatro sectores a los que se accedía a través de unos puestos de control a los que los que americanos e ingleses llamaron Check Points.
En la actualidad, la ubicación aproximada de uno de ellos, que daba paso a la zona controlada por el ejército de los Estados Unidos, se ha convertido en un punto de atracción turística y punto de reunión de los visitantes de la capital germana, que aprovechan el atrezo de los actores de figuración, para sacarse unas fotografías que llevarse de recuerdo.
Berlín huele tanto a muro como Liverpool a los Beatles. Las calles están llenas de recuerdos que te obligan a que hagas un esfuerzo por imaginar a una ciudad durante 28 años dividida por una pared de 4 metros de altura y 45 kilómetros de longitud.
Constantemente se ven carteles que permanecen desde la época de la "Guerra Fría" advirtiéndote de que abandonas el Berlín Occidental y te adentras en el Oriental.
Junto al punto turístico, puede verse una exposición al aire libre que toca el tema de la ciudad dividida, con fotografías de ése período triste de la historia alemana, y con tiendas de recuerdos que te venden trocitos "certificados" del muro derribado en 1.989.
El carácter de souvenir de estas representaciones siempre me produce rechazo. No entiendo lo de hacerse un selfie para demostrar el sempiterno "yo estuve aquí", que el ser humano se siente abocado a mostrar a sus semejantes. Pero quise sacar la toma aprovechando que los actores se encontraban todos de espaldas, como en una situación casual de la guardia.
Tras el reparto de Berlín por las Fuerzas Aliadas en la Segunda Guerra Mundial, al término de la misma, el espíritu de colaboración de los vencedores tuvo una vida muy corta. Pronto empezaron las diferencias, las suspicacias y la desconfianza entre todos. La capital de Alemania quedó dividida en cuatro sectores a los que se accedía a través de unos puestos de control a los que los que americanos e ingleses llamaron Check Points.
En la actualidad, la ubicación aproximada de uno de ellos, que daba paso a la zona controlada por el ejército de los Estados Unidos, se ha convertido en un punto de atracción turística y punto de reunión de los visitantes de la capital germana, que aprovechan el atrezo de los actores de figuración, para sacarse unas fotografías que llevarse de recuerdo.
Berlín huele tanto a muro como Liverpool a los Beatles. Las calles están llenas de recuerdos que te obligan a que hagas un esfuerzo por imaginar a una ciudad durante 28 años dividida por una pared de 4 metros de altura y 45 kilómetros de longitud.
Constantemente se ven carteles que permanecen desde la época de la "Guerra Fría" advirtiéndote de que abandonas el Berlín Occidental y te adentras en el Oriental.
Junto al punto turístico, puede verse una exposición al aire libre que toca el tema de la ciudad dividida, con fotografías de ése período triste de la historia alemana, y con tiendas de recuerdos que te venden trocitos "certificados" del muro derribado en 1.989.
El carácter de souvenir de estas representaciones siempre me produce rechazo. No entiendo lo de hacerse un selfie para demostrar el sempiterno "yo estuve aquí", que el ser humano se siente abocado a mostrar a sus semejantes. Pero quise sacar la toma aprovechando que los actores se encontraban todos de espaldas, como en una situación casual de la guardia.